La IA humana a través de la metáfora de la IA generativa
En busca de usos creativos de la IA
La IA generativa, usando “generativa” para diferenciarla de la IA predictiva, con una trayectoria más dilatada, está llamada a ser la precursora de la IA General o AGI. Al menos, para algunos gurús. Esta IAG, sería capaz de superar a la inteligencia “humana”.
Mi posición es bastante más conservadora. Y, una forma de argumentarlo, es a través del uso de la metáfora de la IA generativa y los Large Language Models (LLM) para explicar qué podría ser la IA humana.
Según esta metáfora, la IA humana sería capaz de diseñar los modelos particularizados para la resolución o el aprendizaje de diferentes tareas y disciplinas. Entendiendo por “diseñar”, la creación de las gigantescas matrices de parámetros a los que habría que asignar diferentes pesos probabilísticos a través del proceso de entrenamiento.
Posteriormente, la IA humana sería capaz de entrenar esos modelos con una cantidad muy limitada de datos. Para aprender un idioma, por ejemplo, no tenemos necesidad de analizar el contenido de todos los libros del mundo, ni de todos los repositorios de texto en Internet.
Después, podríamos generar las inferencias correspondientes al uso de cada modelo de aplicación concreto. Ya sea en el trabajo, en nuestra relación con los demás, en contacto con la Naturaleza, jugando al ajedrez o jugando con un juego de ordenador, dibujando, escribiendo, etcétera.
Y todo esto con un consumo energético total para una persona estándar que consuma 2.000 calorías al día, de unos 2,33 kWh. El cerebro, por sí solo, precisa de una potencia de 24 W para funcionar, basándose en un consumo energético de 500 calorías al día, lo cual supone un consumo energético de unos 0,576 kWh. .
Cada inferencia generada por, digamos, ChatGPT, supone un consumo energético de 2,9 Wh. El entrenamiento de GPT-3 supuso un consumo energético de 78.437 kWh o 78,437 GWh, con un consumo de agua de 700.000 litros de agua.
Por último, el ser humano no trabaja con un único modelo de IA, siguiendo esta metáfora. Trabaja con innumerables modelos en paralelo, interrelacionados entre sí, a su vez.
Bonus track: un ser humano pesa unas decenas de kilos y el cerebro se queda en 1,5 Kg con un volumen de .1390,3 cm³. Si se compara con el peso y volumen ocupado por los centros de datos, las cifras se antojan claramente fuera de toda comparación.
IA Generativa e IA humana: paradigmas difícilmente comparables
Siguiendo esta metáfora, dando por supuesto a modo de simplificación que la inteligencia humana y la inteligencia artificial “funcionan” de la misma forma, tal y como se plantea en los discursos pro-IAG, el factor de escala energética o el factor de escala en el apartado del peso y el tamaño, complican la validez de los argumentos que hablan de alcanzar la IAG a partir de los LLMs.
Por no hablar de que, para que la analogía fuera total, la IAG tendría que ser capaz de “emerger” sin intervención humana a partir de la evolución desatendida de elementos sintéticos, del mismo modo que la inteligencia humana ha emergido a partir de la evolución desatendida de elementos biológicos.